La Corporación Apache anunció el descubrimiento de un gran campo de hidrocarburos frente a la costa de Surinam. Su desarrollo puede permitir que el país más pequeño de América Latina multiplique su PIB per cápita. Ahora se está produciendo una metamorfosis similar en la vecina Guyana, donde se descubrieron depósitos de petróleo un poco antes.
Al parecer, a la luz de las declaraciones de los políticos occidentales sobre el inminente fin de la era de los combustibles fósiles, sería muy ingenuo esperar que se pueda transformar la economía de un estado empobrecido. Sin embargo, esto es exactamente lo que espera Chan Santokhi, el nuevo Presidente de Surinam, y no sin razón. Este verano, ganó las elecciones y sustituyó a Desiré Bouterse como presidente, quien fue condenado por numerosos asesinatos de sus oponentes políticos ocurridos hace 40 años.
El cambio de poder fue "un presagio de un entorno más estable y favorable para el negocio en la región". Esta opinión fue expresada por los gerentes de varias empresas transnacionales, que se alinearon para obtener el derecho a explotar los depósitos en la plataforma. Algunos de ellos ya han logrado delimitar los denominados “puntos dulces”, como se denominan a las zonas más prometedoras en Estados Unidos.
Aparentemente, continuará la afluencia de capital occidental al país. Al menos eso es con lo que cuenta la petrolera nacional Staatsolie, que actúa como reguladora de la industria y, entre otras cosas, es la encargada de emitir licencias para el desarrollo del subsuelo. En días anteriores, su administración anunció su intención de recaudar otros $ 2 mil millones para financiar la exploración geológica y la construcción de plataformas de perforación.
¿Cuál será el resultado de una inyección tan intensa de fondos en la economía estancada de la antigua colonia holandesa, que obtuvo la independencia en 1975? Ahora el producto interno bruto per cápita es de 6 855 dólares. Esto es aproximadamente 10 veces menor que en los Estados Unidos, tres veces menor que en Chile y dos veces menor que en la Argentina. En la Guyana fronteriza, esta cifra es aún menor, pero para fines de este año todo cambiará y los países cambiarán de lugar en la tabla de clasificación. El FMI espera que el PIB de Surinam se reduzca en casi un 5% debido al impacto de la pandemia COVID-19. Guyana, por el contrario, crecerá más del 50%. Y esto ocurrirá precisamente por el boom petrolero.
El Servicio Geológico de los Estados Unidos estima que las cuencas marinas en alta mar, que los estados comparten entre sí, contiene casi 14 mil millones de barriles de petróleo (alrededor de 1,9 mil millones de toneladas) y 32 billones de libras cúbicas de gas natural (casi un billón de metros cúbicos). Sin embargo, si esa parte, que pertenece al único estado angloparlante del continente, que es Guyana, gracias al esfuerzo de empresas estadounidenses y británicas, en primer lugar, ExxonMobil, Hess y Tullow, se ha explorado bastante bien, el área de las aguas de Surinam es un área poco estudiada.
Muchos expertos creen que su potencial en cuanto a hidrocarburos está subestimado y, en realidad, hay muchos más combustibles fósiles allí de lo que se pensaba. Tres nuevos descubrimientos realizados este año indirectamente confirman esta opinión. Y las intenciones de las grandes empresas, que ya registraron buenas ganancias por la explotación de la plataforma de Guyana, de repetir su éxito al otro lado de la frontera, indican una alta probabilidad de desarrollo optimista para Surinam. La aparición en el mapa mundial de otra potencia petrolera es tanto más posible cuanto que, además de las empresas anglosajonas, también participan en este proceso otros gigantes. En particular, la francesa Total y la malaya Petronas.
El hecho de que los precios del petróleo ahora estén lejos de los máximos del año pasado debido a la pandemia del coronavirus no debería afectar sus planes. El precio de coste de las materias primas que se extraen de los campos existentes de la cuenca marítima es de alrededor de $ 35 por barril, y el desarrollo de nuevos pozos promete ser aún menos costoso. Después de todo, su perforación y explotación adicional se llevará a cabo utilizando una infraestructura ya creada en las cercanías. Las actividades operativas también deberían ser más rentables gracias a la experiencia acumulada. Esto significa que los proyectos frente a las costas de Surinam, dadas las condiciones reinantes del mercado, serán no solo relevantes, sino prioritarias para las corporaciones de petróleo y gas.
Para asegurarse de esto, basta recordar cuánto cuesta un barril de oro negro, que se extrae en otras regiones del planeta. Así, los nuevos pozos en el Golfo de México alcanzan un punto de equilibrio financiero con cotizaciones superiores a los 40 dólares por barril. Y el costo promedio del petróleo producido en Rusia, según Rosstat, ronda los 31 dólares. Es cierto que la compañía Saudi Aramco da una cifra más alta, más de $ 40, pero solo porque en sus cálculos se tienen en cuenta no solo los impuestos y acciones, sino también la ganancia obligatoria del 10%.
Solo el petróleo de Oriente Medio es significativamente más barato que el crudo de Surinam: su costo es inferior a 20 dólares. Entonces, en los campos operativos de Arabia Saudita, la toma de ganancias comienza a precios por debajo de los $ 10 por barril, y en otros nuevos a: $ 17.
En la preparación del material se utilizó la publicación Big Oil Sees Major Potential In Suriname, publicada en el portal Oilprice.com.
