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Fundiciones de hierro en el Museo de la Minería de San Petersburgo

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© Форпост Северо-Запад / Горный музей

En la segunda mitad del siglo XIX, la fundición artística del hierro se convirtió en la carta de presentación de los Urales y obtuvo un amplio reconocimiento en todo el mundo. El verdadero triunfo de los productos artesanales de los Urales tuvo lugar en la Exposición Mundial de 1900 en París, donde el famoso pabellón de hierro fundido calado de Kaslí recibió los más altos premios: la Medalla de Oro y el Gran Premio.

Especialmente para el público parisino, los maestros de la planta de hierro de Kaslí tallaron las esculturas "Mercurio", "Bison", "Juana de Arco", y también los candelabros emparejados "Flora", hechos con estilo moderno en forma de figura femenina entre flores de iris. En las salas del Museo de la Minería también se exhiben piezas pequeñas entre las cuales se encuentran las esculturas "Zorro-capuchino", bustos del emperador Nicolás II y de la emperatriz Alexandra Feodorovna.

Los productos finos de hierro fundido en Rusia aparecieron ya en el siglo XVIII con el comienzo del desarrollo de la producción de hierro. Es interesante que la fundición de los Urales se considera como una artesanía originalmente rusa, aunque inicialmente invitaba a artesanos del extranjero para que transmitieran su experiencia a sus colegas en las fábricas de fundición. Como primeras muestras se utilizaron piezas fundidas alemanas traídas de Berlín.

¿Por qué hierro fundido? Parecería que era un metal tan pesado y áspero del que solían hacer pistolas y otras armas. Parece que es completamente inadecuado para piezas delicadas. La comunidad artística no aceptó el hierro fundido de inmediato como un material con propiedades plásticas únicas, apropiado para la fabricación de objetos decorativos. No obstante, si se crean las condiciones especiales para derretirlo y se utiliza una tecnología de fundición especial, se puede obtener maravillosas obras de arte. El metal sobrante de la fabricación de armas se utilizaba para la producción de piezas decorativas. Sin embargo, no en todas las fábricas fue posible hacer esto. No todas las fundiciones son apropiadas para fundiciones finas. El único metal conveniente es el metal de un grado especial es el más viscoso y dúctil. Al principio, un maestro hizo un molde de fundición a partir de una mezcla especial de arena, en la que se vertían el metal fundido. En este estado, el metal llenaba fácilmente todos los huecos, de modo que fuera posible obtener una pieza fundida que coincidía exactamente con la forma deseada. Dado que el hierro fundido tiene una temperatura muy alta en estado fundido, la arena de la cual se fabrica el molde debe ser refractaria.

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© Форпост Северо-Запад / Горный музей

La peculiaridad de la fundición artística también consiste en el realismo de las obras, en los detalles de la imagen y su plasticidad, en la claridad de las siluetas y el inusual color negro, que le da una profundidad especial a la obra y permite considerar objetos incluso a una distancia considerable. Este color se lograban utilizando una pintura hecha según una receta especial, la llamaban hollín holandés, aunque el pigmento no tiene nada que ver con Holanda. En la moderna planta de Kaslí, el secreto de la composición de la pintura se mantiene en la más estricta confidencialidad, tal como lo era hace doscientos años.

A principios del siglo XX, la planta de Kaslí había adquirido la mayor fama entre las fábricas rusas, sin embargo, no era la única planta metalúrgica en Rusia donde hacían objetos artísticos de hierro fundido. También cabe destacar las plantas Nizhni Taguil y Kusinsky. En la planta Kusinsky, fabricaban tanto piezas pequeñas para el hogar, como muebles calados. La colección del Museo de la Minería tiene una colección más completa de tales artículos, hechos en Kusinsky. En Nizhni Taguil, los productos no tuvieron buena acogida, ya que se consideraban menos rentables en comparación con la industria de la fundición de bronce.

Pero el mayor interés y sorpresa lo causan las joyerías caladas hechas de hierro fundido. La moda de este tipo de joyas vino de Europa durante las guerras napoleónicas. Los estados europeos necesitaban los fondos para realizar operaciones militares con las tropas de Napoleón. La princesa Marianne de Prusia pidió a todas las mujeres prusianas que donaran sus joyas de oro para financiar la insurrección contra Napoleón durante la Guerra de la Independencia a cambio de un broche o anillo de hierro con la inscripción "Di oro por hierro" (o con la inscripción "Por el bienestar de nuestra Patria", o con un retrato de Federico Guillermo III de Prusia en el reverso de la decoración). En Rusia, tales collares, pulseras y otras joyas similares eran populares en la década de 1820-1830. Se demostraron en las primeras exposiciones de manufactura en Moscú y San Petersburgo. Pero la moda de tales joyas resultó ser fugaz y, sin embargo, el hierro fundido no pudo reemplazar el brillo de las joyas reales.

La colección moderna de hierro fundido artístico en el Museo de la Minería tiene más de 150 piezas hechas en los siglos XIX y XX en las fábricas de Rusia, Ucrania y Alemania. Respecto a su composición, es una de las colecciones más completas e interesantes entre las colecciones nacionales. La mayoría de las piezas presentadas son artículos raros que no se encuentran en ningún otro lugar.