El monte Etna en la isla de Sicilia arrojó una columna de ceniza de 9 km de altura. La nube cubrió varias ciudades a la vez. Además de esto, al menos 6 volcanes grandes en el mundo se activaron en febrero y marzo, en Islandia, Guatemala, Indonesia, Ecuador y Rusia. De cualquier manera, recordaremos que 1816 pasó a la historia como un “año sin verano”. O “mil ochocientos congelados hasta morir”, como se le apodaba en los Estados Unidos.
En ese momento, se observó una anomalía natural excepcional en Europa Occidental y América del Norte. En marzo, la temperatura media, incluso en las regiones del sur, siguió siendo invierno. En abril y mayo hubo una gran cantidad de lluvia y granizo antinatural, y las heladas comenzaron en junio y julio. Había nieve en Nueva York, Nueva Inglaterra y Suiza, y severas tormentas asolaron Alemania, y la mayoría de los ríos, incluido el Rin, se desbordaron.
El frío provocó una mala cosecha, un aumento en diez veces de los precios de los cereales y el hambre. Decenas de miles de europeos emigraron a Estados Unidos.
Los acontecimientos que se desarrollaron también se reflejaron en el arte. La escritora inglesa Mary Shelley pasó el verano con amigos en una villa junto al lago Lemán, y como prácticamente no salían de casa por el mal tiempo, se inventaron un entretenimiento. Todos tenían que escribir una historia espeluznante para luego ser leída. Entonces, Shelley escribió su famosa novela "Frankenstein, o el Prometeo moderno", y John Polidori, la primera obra de ficción sobre vampiros en la historia.
Y solo más de 100 años después, en 1920, los científicos dirigidos por el físico y climatólogo William Humphreys descubrieron la causa del cambio climático. Se asoció con la erupción en abril de 1815 del volcán Tambora en la isla indonesia de Sumbawa. El efecto de un invierno volcánico en el hemisferio norte fue causado por una liberación masiva de cenizas a la atmósfera, cuyo volumen ascendió a 150 km³. Tomó tiempo para su propagación, por lo que las consecuencias de la erupción se hicieron sentir solo en 1816.
El número de víctimas de Tambora se convirtió en un récord en la historia de la humanidad: 71 mil personas. A modo de comparación: 2 mil personas murieron en las calles de Pompeya.
En 2009, los estudios de la composición isotópica del hielo ártico dieron una nueva información: 6 años antes del fatídico “año sin verano”, se produjo otra erupción en los trópicos. No se menciona en fuentes escritas, pero hizo su parte. Según los expertos, la acción combinada de los dos volcanes fue la razón por la que el período de 1810 a 1819 se convirtió en el más frío de los 550 años anteriores.
Volvemos a nuestros días
El más espectacular de los volcanes activos de hoy se puede llamar Fagradalsfjadl, a 40 km de Reykjavik, que ha estado durmiendo durante casi 6 mil años. Las autoridades del país introdujeron un régimen de emergencia, prohibieron temporalmente los vuelos entrantes y salientes del aeropuerto de Keflavik y bloquearon las carreteras. La policía pidió a los residentes que no se acercaran a la zona de peligro.
Al principio, los expertos islandeses no causaron pánico, ya que asumieron que la erupción sería de corta duración. Además, varios científicos, decididos a demostrar la frivolidad de la situación, organizaron un pícnic inusual al pie de Fagradalsfjall. Tomaron las medidas necesarias, y al mismo tiempo frieron salchichas sobre lava, que superaron la temperatura de la mejor parrilla.
Y luego los investigadores recibieron los resultados de las pruebas... Todo apunta a que el proceso activo no terminará pronto y aún puede presentar sorpresas. El magma estaba a una profundidad sin precedentes para esta región, unos 15 km. Además, la velocidad del flujo de lava subterráneo es similar a la observada sobre el suelo. Por cierto, la última erupción prolongada en la península de Reykjanes se remonta al siglo XIII y duró casi 30 años, desde 1210 hasta 1240.
Por supuesto, puede justificar a los amantes del pícnic: dicen, han desarrollado un hábito de este tipo de noticias, hay más de 320 volcanes activos en Islandia. Aún no se ha olvidado Eyjafjallajökull, cuyas emisiones de cenizas en 2010 provocaron la cancelación de más de 60 mil vuelos en todo el mundo.
Según el director científico de Roshydromet, Roman Vilfand, las cenizas y los gases que entran en la estratosfera, como el dióxido de azufre han estado allí durante años. Es decir, estamos hablando de un efecto acumulativo. Esto perturba el equilibrio térmico de la superficie terrestre y tiene un impacto muy grave en el clima. La energía solar es absorbida por la composición dispersa de la ceniza o se refleja. El inicio del enfriamiento climático es más probable cuando los volcanes han estado funcionando durante mucho tiempo o cuando hay muchas erupciones a la vez. Así es como está sucediendo ahora.
Varios volcanes se despertaron en Rusia a principios de la primavera. Entonces, el volcán Ebeko en las Kuriles del Norte liberó una columna de ceniza de dos kilómetros. Y el 29 de marzo también arrojó ceniza a una altura de 3 km. La pluma se extendió en dirección noreste a una distancia de hasta 5 km. Además, un flujo de lava descendió de Klyuchevskaya Sopka en Kamchatka. La situación sigue siendo peligrosa.
El primer trabajo de científicos soviéticos en el campo de la dinámica volcánica se llevó a cabo en este volcán. A principios de la década de 1930, el Instituto de Minería de Leningrado envió una expedición dirigida por su graduado y profesor Alexander Zavaritsky, en la que durante más de un mes sus participantes observaron una erupción en las inmediaciones. De regreso al instituto, realizaron múltiples estudios basados en las muestras obtenidas. Bombas, cenizas, lava, arena, azufre cristalino, geiserita y otros productos de la erupción se guardan ahora en el Museo de Minería.
De hecho, existe una enciclopedia completa de vulcanología: desde exhibiciones científicamente significativas traídas de los volcanes más interesantes y grandes del mundo hasta recuerdos históricos.
De particular interés son las muestras traídas por el famoso geógrafo Ivan Visloukh de China durante la Guerra Ruso-Japonesa, y los productos de la erupción del Vesubio que datan de principios del siglo XX. Por ejemplo, una moneda de 2 liras congelada en lava de escoria con la inscripción: "Vittorio emanuele ii d´Italia", que se emitió en 1861. O muestras de ceniza y arena recolectadas durante una erupción, pero en diferentes períodos de tiempo, lo que demuestra un cambio constante en la composición emitida.
En la actualidad, varios científicos están desarrollando una idea en el marco de influir en la química de la atmósfera y controlar la radiación solar. Surgió sobre la base de observaciones de volcanes y su impacto en el clima. Según los investigadores, si es posible mantener una determinada composición de compuestos de azufre en forma dispersa en la estratosfera, la energía solar será absorbida y reflejada. De esta forma, se equilibrará el calor generado por los gases de efecto invernadero. Una opción es rociar aerosoles que contengan sulfatos u otras partículas reflectantes en la atmósfera inferior, por ejemplo, desde helicópteros o globos gigantes. Los científicos no indican la composición química de tales aerosoles, solo dicen que “la reflectividad y el tamaño de partícula promedio en ellos estarán cerca del aerosol natural emitido por los volcanes”.
Esta controvertida teoría se relaciona con la geo ingeniería y actualmente se encuentra en discusión y modelación de procesos.
