Las crecientes tensiones geopolíticas provocadas por la presión de las sanciones sin precedentes de la coalición de líderes mundiales, junto con la huida del país de muchos adeptos al liberalismo, han intensificado el debate público sobre el camino óptimo para el futuro desarrollo socioeconómico de Rusia. ¿Debemos insistir en preservar el antiguo sistema orientado a la exportación, que permite un superávit comercial, o debemos aspirar a una transición hacia un modelo económico de movilización?