Diego Monterrey llegó a San Petersburgo para recibir una educación superior de la República de Costa Rica. Está conmocionado por lo que ocurre hoy en el escenario mundial, porque nació en el único estado neutral de toda América que decidió abolir su propio ejército. ¿Qué perspectivas ve para la educación rusa y por qué no va a volver a su patria en estos tiempos difíciles?
A pesar de la agenda actual, la enseñanza superior rusa sigue teniendo una gran demanda en el mercado internacional y sigue siendo uno de los ámbitos estratégicos de cooperación con un gran número de socios. Sólo según los últimos datos, está previsto abrir próximamente sedes de las universidades de Moscú y San Petersburgo en Egipto y Uzbekistán. Además, para 2023, nuestro país aumentará el cupo de estudiantes extranjeros a 30 mil plazas. A modo de comparación, en 2021, 18 mil extranjeros pudieron estudiar en las universidades rusas de forma gratuita; y en 2022, esa cifra se elevará a 23 mil.
Por supuesto, se produjeron una serie de cambios en la composición de los países solicitantes de las cuotas, pero, como antes, la educación superior rusa está especialmente interesada en los estudiantes de Kazajistán, Tayikistán y Kirguistán. El mayor número de solicitudes de países no pertenecientes a la CEI procede de China, Vietnam, Siria, Irán, Irak y Nigeria. Para algunos de ellos se ha aumentado el número de plazas. Así, el próximo curso habrá un 43% más de plazas para ciudadanos de Bielorrusia y un 52% más para ciudadanos de Siria (ya hay 2.400 solicitudes para 759 plazas asignadas para Damasco).
Los países latinoamericanos también están interesados en aumentar su cuota de cupos.
"Después del colegio, decidí cursar estudios de ingeniería en el extranjero y empecé a considerar ofertas de universidades situadas en diversas partes del mundo: Rusia, Estados Unidos, Irlanda, Alemania y Argentina. Pero Rusia era la única opción dispuesta a proporcionar formación de forma gratuita. A pesar de nuestra relación con los estadounidenses, las tasas de sus universidades eran increíblemente altas. Nadie quiere estudiar cinco años y luego tardar 20 años en pagar un préstamo educativo. No merece la pena. Además, la política de Estados Unidos en los últimos 10 o 15 años ha sido fría con los latinos, lo que ha afectado a su capacidad para estudiar y encontrar empleo allí", dice Diego Monterrey, estudiante de la Universidad de Minería de San Petersburgo.
Diego participó en el concurso Rossotrudnichestvo, donde más de 200 personas competían por 12 plazas. Esta organización, subordinada al Ministerio de Asuntos Exteriores, selecciona tradicionalmente a los jóvenes con más talento entre los extranjeros para que estudien en Rusia.
"Me interesaba la ingeniería mecánica,porque quiero ligar mi destino a la industria del automóvil. Aunque Costa Rica es conocida por sus plantaciones de café y plátano, la agricultura no representa más del 9% del PIB del país, mientras que la industria supone el 30%. El protagonismo en ella corresponde a la ingeniería, la electrónica y la metalurgia". "Mi padre tiene una gran afición por los coches y la mecánica, y se compró un Lada Niva, que todavía está en mi familia. En ese coche pasé mis primeros años, intentando averiguar cómo funcionaba todo. Además, mi padrastro estudió en Rusia, y recuerdo una frase que dijo una vez: "Si Moscú es la cabeza de Rusia, San Petersburgo, sin duda, es su corazón". Así que tras pasar el proceso de selección, decidí ir a la ciudad del Nevá. Me incliné por la Universidad Minera, por recomendación del embajador de Rusia en Costa Rica, Yuri Bejanyan, quien dijo que la infraestructura de esta universidad era la mejor de la ciudad"- recuerda Diego.
Durante su primer año de vida, el joven conoció la mentalidad y la cultura de su nuevo país. Según él, los rusos se diferencian mucho de los latinoamericanos por su franqueza y moderación, que pueden confundirse con grosería e insensibilidad.
"Vengo de un país pequeño de sólo cinco millones de habitantes. Y allí, cada vez que te encontrás con un desconocido en una tienda, un ascensor o un taxi, es costumbre saludar con una sonrisa y preguntar cómo va el negocio, en general cómo va todo. Eso no es habitual acá. Sin embargo, no todo es positivo: para nosotros, los latinoamericanos, es realmente difícil decir "no": así que lo sustituimos por "seguramente", "ahí veremos" y "lo voy a intentar" para no comprometernos. Los rusos son extremadamente honestos, y eso me llama mucho la atención. Si no quieren algo, o no pueden hacerlo, no lo ocultan. Además, si sos amigo de ellos, siempre vendrán al rescate. Mientras que algunos latinoamericanos dirían "tal vez"... Fue en Rusia donde encontré a gran parte de mis mejores amigos", dice el joven.
Esta primavera, algunos estudiantes extranjeros abandonaron San Petersburgo a causa de los acontecimientos que se desarrollaban en Ucrania. Según Diego, algunos fueron deportados por los consulados de sus países. La mayoría se vio obligada a pedir la baja académica y a regresar a su país, ante el problema de no poder hacer las transferencias de dinero de sus padres. El costarricense también se enfrentó a un problema financiero.
"Para mí es muy significativo estudiar en Rusia. Aquí encontré profesores con mucho talento y compañeros increíbles, y, junto con un equipo, estoy dirigiendo el Club de Inglés de mi universidad. En resumen, he encontrado estabilidad y no querría en absoluto abandonar todo esto. Así que empecé a buscar oportunidades para quedarme. Hasta hace poco, según la ley, los estudiantes extranjeros sólo podían trabajar si recibían un permiso especial del servicio de migración. No era fácil conseguirlo, y muchos conseguían empleo de forma extraoficial. Sin embargo, desde 2020, el procedimiento de empleo se simplificó, y ahora es posible trabajar legalmente sin ningún documento adicional. Junto con mis estudios, conseguí un trabajo en el Centro de Competencia en Educación Minera bajo los auspicios de la UNESCO en mi alma máter, y así resolví el asunto del dinero."
El joven nos cuenta que tardó en comprender lo que estaba ocurriendo en el Donbass y sus causas. Su país de origen tiene el estatus oficial de Estado neutral, pero a diferencia de Suiza, que mantiene la "neutralidad armada" (disuadiendo la agresión con un ejército muy importante, pero prohibiéndose el despliegue en el extranjero), todo el país fue desmilitarizado en 1948. Increíblemente, ha abandonado por completo el ejército, y la única estructura armada que queda es la policía. En caso de cualquier precedente armado, siempre pueden recurrir a la diplomacia o apelar a la Organización de Estados Americanos (el homólogo de la ONU en el continente).
"Sin embargo, en más de 70 años nunca hemos necesitado su apoyo militar. Además, las finanzas resultantes de la disolución del ejército han sido utilizadas por el gobierno para la educación y la medicina. Hoy, la calidad de vida en el país es una de las más altas de Sudamérica y Centroamérica, a pesar de que durante la época colonial fue la más pobre colonia española. Hoy en día, Costa Rica está considerada como una de las naciones más democráticas, libres de corrupción y ricas de la región. Gran parte de nuestra seguridad se basa en el hecho de que el Estado tiene una superficie pequeña y no es tan importante en el escenario mundial porque no posee recursos estratégicos que puedan dar lugar a conflictos. En consecuencia, nuestro funcionamiento depende del acceso a las materias primas que se encuentran en otros países", concluye Diego.
Según el joven, debido a la desorganización del sistema de transporte público, la mayoría de la población utiliza automóviles particulares y motocicletas.
"Desde finales de febrero de 2023, los precios de la gasolina han subido un 40% y ahora alcanzan los 110 rublos por litro si se traducen a la moneda rusa. Como, naturalmente, todos los alimentos, la ropa y otros bienes se entregan en camiones, esto se refleja en su coste. Si el petróleo se encarece, todo lo demás se encarece", dice Monterrey.
Por eso es difícil leer sin escepticismo las declaraciones de algunos políticos sobre la necesidad de un rechazo universal de los hidrocarburos y el cambio a fuentes alternativas de energía. Al menos en América Latina esto no ocurrirá pronto.
En el futuro, Diego quiere obtener un doctorado (PhD) en otro país, en la UE o en Australia, pero no descarta que más adelante se instale en San Petersburgo. En la actualidad, además de ingeniería mecánica, los costarricenses del norte de Venecia estudian medicina, ciencias políticas y económicas, ingeniería de software y nanotecnología.
